miércoles, 23 de abril de 2008

Tarde de abril

-Qué triste está la tarde- señaló ella,
mientras la otra observaba detenidamente su teléfono.
¿No era para ella, acaso, un precioso día de primavera?
- Ni aún un pájaro se ha visto volar- continuó diciendo, mientras cerraba sus ojos e inclinaba su blanca cabeza hacia la silla.

¿Qué era esto, sino la brecha entre vejez y juventud?
¿Acaso el ánimo es objetivo?, ni aun el dolor lo es,
entonces qué, ¿acaso iba a estar obligada a afirmarle?
Miró entonces hacia la ventana y se dio cuenta del nublado día,
luego retomó su teléfono.
¿Acaso un poema debe tener necesariamente coherencia,
o acaso también es subjetivo?
¡Qué importa!
la idea estaba dada,
se abocó a trabajar.