lunes, 14 de enero de 2008

Te extraño, corazón

A veces desearía envíar todo al mismísimo Everest porque no soporto esta idea
la pena me invade, carcomiendo mi carne,
mis huesos, mi alma;
mis frágiles hormonas deliran
cayendo en una danza de fúnebres cánticos
febril,
mis ventanas del alma henchidos están de tanto sollozo y ceñido...

A veces quisiera perder los estribos y ser un equino en libertad
soltar mis riendas y dejarme escapar
mis relinchos ya no tienen sonido
mis ojos no quieren dejar de regar esta pena que hay en mi
los estanques están quedando vacíos
pero no hay huaso que lo detenga
mi almohada me reclama secadora
mis sábanas ya no quieren más gatos ni karatecas
sólo piden dos dedos levantados, uno al lado del otro,
como orejas de un conejo,
los árboles ya no quieren ser tallados porque hasta el mismo papel me reclama
tengo tapones en las narices
mi corazón me pide un analgésico
y yo

A veces desearía envíar todo al mismísimo Everest


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Animo amiga el tiempo pasa pronto, yo por mi parte quisiera volver el tiempo atras. o detenerme en el mismo inconciente de mi misma.

Anónimo dijo...

Amor, te amo mucho. Habla con tu madre, no lleves esto sola. Te amo.